lunes, 29 de septiembre de 2008

Lucía.

Lucía abre los ojos cuando el primer rayo de sol alcanza su rostro. Se despereza mientras una leve brisa matutina hace bailar las ligeras cortinas blancas de su habitación. Mira el reloj, todavía falta una hora para que su jefe la llame y le comunique qué deberá hacer esa mañana. Se despereza.

Se dirige hacia la ducha, no sin antes encender la radio. Escucha el boletín informativo de las 8 y media e inmediatamente después pone música alegre. Canta bajo la ducha creyéndose una estrella del rock, baila un twist mientras se seca con la toalla y le pone caras burlonas al espejo al cepillarse los dientes.

Lucía hace la cama para después tumbarse de un salto sobre el edredón recién ahuecado. Sonríe al recordar como cuando era niña le gustaba colarse en la habitación de sus padres para hacer eso mismo justo después de que su madre hubiera estirado las sábanas con esmero. Travesuras inocentes.

Tras ese momento de pequeño placer pueril, Lucía se prepara un té (blanco y aromatizado con vainilla). Tuesta dos rebanadas de pan, les echa dos gotas de aceite a cada una y las cubre con dos lonchas de jamón.

Desayuna sentada en el sofá, al sol, respirando hondo el fresco aire mañanero que entra por la ventana.

Enciende el ordenador, se interesa por la última hora informativa como buena periodista que es y pone cara de incredulidad cuando lee, de nuevo, alguna noticia sobre la grave crisis financiera que azota su país. Le gustaría entender realmente la magnitud de esa situación económica, pero lamentablemente nunca le interesaron los números. Se consuela pensando en aquello que dijo un célebre estadista inglés: "ser consciente de la propia ignorancia es un gran paso hacia el saber". De nuevo, sonríe.

El terremoto financiero mundial frunce ceños ahí fuera, ceños de gente gris que se empeña en pensar aquello de "ya sabía yo que las cosas iban a ir así" en lugar de esmerarse en encontrar soluciones a la situación.

Una llamada al móvil interrumpe sus pensamientos matutinos. Hoy le toca cubrir una rueda de prensa del Gobierno. ¿Confesará el político de turno que tampoco tiene idea de lo que pasa a nivel financiero o se limitará a fruncir el ceño?

Mónica Günther


3 comentarios:

Unknown dijo...

Puede seguir más la historia? Si fuera un libro ya me tendrías leyendo enganxadisimaaaa!! :)

Patri

Gredosdaniel dijo...

magnifico,simplemente genial me encanta

Gredosdaniel dijo...

animo piensa un poco en los que te leen
saludos desde avila guapa